Default Italiano en vias de concretarse

EL contagio de la crisis de la deuda a Italia puede desestabilizar el propio euro. Ahora ya no se trata de países periféricos como Grecia, Irlanda o Portugal, sino de uno de los tres grandes de Europa. El problema es muy serio, como refleja la llamada de urgencia que la canciller alemana, Angela Merkel, hizo el domingo al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para pedirle la inmediata instrumentación de un plan de ajuste creíble para calmar los mercados financieros. Italia tiene la tercera deuda pública más elevada del mundo, que supone el 120 por ciento de su producto interior bruto. Un eventual rescate financiero de ese país sería inasumible por la Unión Europea, a menos que doblara con creces el actual fondo de ayuda comunitario. El contagio de la crisis de la deuda a Italia ha contaminado a España, que nuevamente sufre con intensidad la desconfianza de los mercados financieros pese a las reformas y ajustes efectuados. El tipo de interés de los bonos a diez años de Italia y España ha llegado a niveles récord y el diferencial con el bono alemán supera la barrera histórica de los 300 puntos. Esta situación, de prolongarse en el tiempo, resultaría insostenible a causa del elevado coste que supondría para la financiación de la deuda pública de ambos países. El contagio italiano llega cuando la Unión Europea no ha sido capaz todavía de coordinar una posición común para salvar a Grecia de la bancarrota, un hecho que acrecienta la desconfianza de los mercados financieros en el sistema del euro en su conjunto y que sufren directamente los países con mayores niveles de deuda pública y privada. Los mercados financieros tienen razón en alertar de la gravedad de los crecientes déficits públicos europeos, de las dificultades para su financiación que se deriva de un crecimiento económico débil y de la necesidad de proceder a planes de ajuste severos. Pero también es verdad que con sus ataques especulativos basados en la estrategia del miedo, que parecen maquiavelicamente programados en el tiempo, obtienen unas cuantiosas ganancias, con rentabilidades cada vez más elevadas, a costa de la garantía de los Estados y del sacrificio de las poblaciones de los países afectados. La UE, a causa de sus divisiones internas, de la ausencia de una política económica común y de la falta de liderazgo claro, está perdiendo la batalla frente a la especulación internacional que domina los mercados financieros y ello puede tener graves consecuencias para el futuro del euro a medio plazo si no se reacciona a tiempo con inteligencia, eficacia y determinación. Via: lavanguardia.com

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